“Cheek
to cheek” es algo que los jóvenes de hoy no conocen como preliminares de un
acto de seducción.
En los
bailes de antaño (¡estoy hablando como viejito!) los jóvenes recorrían
el salón en busca de la chica ideal para iniciar un romance.
Si ella
era localizada en una mesa, (siempre
acompañada de amigas, primas, hermanas o sucedáneos), nuestras piernas
temblaban. El amor propio y el reto de los amigos tal vez eran el combustible para tomar coraje
, atravesar el salón y llegar a la mesa con la invitación formal: “¿Bailas?".
El
"si" de ella podía significar que también quería bailar, pués sus
ojos ya se habían cruzado en algún momento del baile, pero podía ser apenas un
"si" formal para no rechazar a un chico. En este último caso, la
regla que la joven aprendió en casa con la madre, era bailar como máximo tres temas para no
significar que había más interés que el de la buena educación.
Mientras
tanto, si “funcionaba" ... ¡ay Dios!. Los bailes se prolongarían durante
toda la fiesta y, en la hora exacta, los rostros se unían y la seducción
comenzaba con una charla en el oído. El acto de seducir se transformaba en una
enciclopédia romántica en la que valían hasta mentiras ingénuas.
Vengamos
a estos días...
No hay
más “de cachetito”, no más baile, los conjuntos melódicos son apenas buenos
recuerdos y los clubes han cerrado los salones que tenían música suave para los jóvenes. El beso
robado, cuando las luces disminuían de intensidad, era, tal vez, el único en
toda la noche. Hoy, las chicas y lós chcicos, apuestan a quien besa más chicos
o chicas en una noche y se vulgarizó el
acto más sublime de un inicio de
conquista.
Com la musica
de lãs discotecas de hoy, la seducción se transformó en agresión sexual... para
ambos lados. Sin ‘drinks’, sin ‘algo’, no hay ni siquiera una aproximación de
personas de sexo diferente.
NO
“Cheek to cheek” ni aún cuando el DJ pone
algo lento para descansar los dedos.
NO SE
BAILA MÁS, los requiebros y los empujones substituyeron los pasos cadenciosos,
el barullo acabó con el diálogo y sin diálogo, no hay seducción.
Conclusión:
Está
bien, somos viejos cuando hablamos de “mejilla con mejilla". Pero nadie
puede robar de nuestra memoria un tiempo mágico donde la caballerosidad de una
danza nos hacía flotar por salones con personas especiales, y quien no bailó
una vez en la vida “de cachetito” no sabe lo que se perdió.
(Rogério
Mendellsk
En los bailes de los sesenta del siglo pasado,el problema del "macho.man" a la hora de ligar "cachito con cachito".. era que la chica te clavaba las uñas en la clavícula i no te podias arrimar aunque quisieras..No importaba, habia líbido y "calentura" para asar un ternero..i todo se superaba..!o mores, o tempora.!
ResponderEliminarLas umñas en la clavicula y los codos en el pecho.
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