lunes, 15 de abril de 2013

En Un País Multicolor - Un lugar donde la libertad de expresión es absoluta, la acidez y la verdad de la actualidad está al día, y donde las REVELACIONES son bienvenidas

viernes, 12 de abril de 2013


DEPRESION, TRASTORNOS Y OTRAS HISTORIAS DEL TARRO

Esto es una historia absolutamente real, sin nombres, solo el mío que aparece al final del escrito, no es una historia divertida, ni alocada, es como se siente una persona con una enfermedad menta, vista desde dentro.

Un buen dia, te levantas a trabajar, como cualquier otro, y no te has dado cuenta hasta ese momento que estas cansado, triste, sin ganas de vivir, y que no es de ahora no, que es de hace tiempo, pero en fin, vas al trabajo, miras el dia en el calendario y es el 18 de diciembre del 2003, viernes, piensas "menos mal, hoy descansare!!!" y vaya si descansaras, no lo sabes bien.
En el trabajo, las cosas no son mejores, van lentas, todo sale mal, tienes quejas de unos jefes incompetentes, que no tienen ni idea del trabajo que tu haces ya que estas cara al publico de continuo y de pais en país, pero a eso ellos les importa poco, solo les importa el dinero, que mas da tu salud, asi que te escaqueas y pides cita al medico y te vas un poco antes, asi descansas mas, jejeje, buen plan.

Llegas al medico, y mientras esperas, te relames pensando en ese par de horitas que te libras y en la cola de vuelta para entrar en la ciudad, mmmm, y te llama el medico, le explicas los síntomas y de repente, el diagnostico..... DEPRESION!!!!!

En un primer momento se te seca la boca, después, piensas vacaciones, que bien, pero cuando te das cuenta de lo que se te viene encima de verdad, te derrumbas del todo y empiezan los problemas y la vida te cambia, y lo que creias que iban a ser vacaciones, y descanso, se convierten en noches sin fin, en pesadillas muy vividas, de las cuales no puedes despertar,  en que los miedos que creias olvidados, resurgen y con mucha mas fuerza que nunca, que lo antes eran temblores habituales de las prisas, ahora son nervios incontrolados y que la medicación aún no ha empezado a hacer efecto.
 
Eso son sólo los primeros meses, los más fáciles de llevar, el problema es que se convierten en años y años, tu cuerpo quiere hacer cosas pero tu mente esta agotada y no te deja, te ves mal, gordo, viejo, acabado y empiezan los primeros intentos de autolosis, la gente empieza a desconfiar de ti, y no sólo eso, tu mismo desconfías más que nadie, cara en rutinas malsanas, como querer estar más delgado y la mejor manera es dejar de comer, un gimnasio es agotador. La bulimia y la anorexia son tus íntimas amigas, las más secretas, las más traicioneras, las que más secretos y más mentiras juegan contigo, y en medio, siguen los intentos de autolosis, alguno por llamar la atención, pero la gran mayoría porque realmente no ves salida a tanta mierda y crees que estas mejor muerto, hoy día sigo pensándolo.
 
De repente, entre ingreso e ingreso, ya superada la bulimia y la anorexia, diagnóstico nuevo, yijaaaaa, TLP, trastorno límite de personalidad, unos picos que suben y bajan cada día cual montaña rusa y tu no puedes bajar, y el viaje, de por largo, agota, y marea, nunca sabes como vas a acabar el día, ni de que humor te despertarás, pero mientras, sigues perdiendo amigos y sigues llorando en soledad, este trastorno afecta a la afectividad y es difícil mantener una relación sería y estable, tu compañero se cree con el derecho de llevar la voz cantante, tu eres el "loco" o el perturbado y nunca tienes razón, con eso solo se consigue más desestabilización
y ante todo, mucha más impotencia ante los imprevistos, porque te dejan débil e impotente, la sensación de ser un inútil crece y es mayor y con ello aparece de subidon algo con lo que no contabas, pero que esta ahí antes del primer día, LA ANSIEDAD, esa compañera invisible que no ha dejado nunca de estar ahí, pero que tienes que aprender a convivir con ella, y es tan buena, que a veces te lleva al hospital para que te traten o te entuben ya que te cierra la garganta y no entra el aire y es tal la necesidad de respirar airé que contra más quieres, más cierra, hasta que en algunos casos provoca la parada cardíaca, pero eso solo es algo con lo que has de aprender a vivir, tu vida siempre en manos de los demás .
 
A mi me llaman tararado, loco, histérico,sólo puedo decir una cosa, si es cierto y estoy certificado, los hay peores fuera que dentro, siempre se ha dicho, sólo que no están catalogados.

Me he mudado en numerosas ocasiones para ver si existía una mínima mejoría, pero como todo, es un momento ilusorio, viví en Andalucía, al ampararo y el "cariño" de la "familia" que mejor tenerla lejos que cerca, ellos si saben como tocarte la fibra e impedirte ver a tus padres moribundos hasta que ya es tarde y ya no esta y los tienes que ver en una caja de pino y aún te dicen, cuando estas con tu dolor, que no montes números, mientras escuchas críticas tras críticas hacia tu persona, y te siguen destruyendo, ese es uno de los peores daños que se le pueden hacer a una persona enferma, con alevosía y a sabiendas de que no responderás.

Tu estas con tus ataques de ansiedad y ellos siguen como si nada, implacables, su destrucción es máxima y gozan con ello.

Decides irte y cambiar de aires y regresar a tu tierra, te casas con la persona que crees correcta y a los tres días de casado, te das cuenta de que los cuentos de hadas no existen, que los príncipes azules, son un invento de Disney, y que los malvados están por todo el mundo, aunque y los hallas conocido, se siguen disfrazando, y que aún separados, se siguen presentando con piel de cordero, como si nada, y siguen haciendo daño, y vuelves a huir.

Solo que esta vez, dónde??. Por fin, un sueño, una realidad largamente esperada, te vas donde siempre has querido, a una zona desconocida por ti, crees que los problemas, aunque te sigan, serán mas llevaderos, porque allí tienes la sartén por el mango, pero no, eres tu el que está en el fuego, y ese fuego arde y arde, y te sigue quemando, conoces gente, te engañan, o te dejas engañar por el hecho de que estas solo y necesitas compañía, y sigue el juego, ataques de ansiedad, ingresos rápidos, cambios de médicos, y de repente, una mejoría, unos meses de tregua, un piso comodo, buenas amistades, buena vida, te atreves a pensar que todo empieza a sonreír, pero como todo, es efímero.

Aparece una amistad, llena de halagos y subterfugios, una amistad cargada de las mejores atenciones, y una amistad que tiene ojos en la espalda y un buen día, ya no tienes dinero en tu cuenta, esa amistad te ha cogido tu pin y tu tarjeta y te ha limpiado tu cuenta, te deja lo justo para comer, simplemente lo justo, nada mas, y tienes que sobrevivir, vuelves al ruedo, el miedo, la ansiedad, la impotencia, el miedo, a la gente y a los desconocidos, a la desconfianza, y sobretodo, a ti mismo, por permitirte que alguien externo halla profanado tu vida, después de poder empezar a salir adelante, pero no te has dado cuenta que has salido gracias a los demás y te encierras de nuevo en ti mismo, la claustrofobia vuelve de nuevo, con su mano negra acechando de una manera dura e implacable, y te atrapa en ella, la policía te ayuda, pero es igual, tu ya no puedes salir solo y no confías en nadie, en quien puedes confiar cuando tus amigos te fallan y o sabes a quien acudir y tu familia no te quiere, los pocos amigos en quienes confías están todos muy lejos y no pueden ayudar, solo escucharte y apoyarte, pero nada mas.

Después llega el invierno, frío, ventoso, helado en toda sus vertientes y tu casa, en la que te sientes seguro, es una nevera, el frío se apodera de ella, no hay rincón donde esconderse, solo puedes taparte y esconder la cabeza, no tienes voluntad, las Navidades, sin pena ni gloria, solo con unos cuantos conocidos que te dan cierta alegría, el resto, sin pena ni gloria, son para niños, y te das cuenta que ya no eres un niño, hace tiempo que dejaste de serlo, en el momento que que te tomaste la primera sobredosis de pastillas, pero te da igual, no tienes mucho que celebrar, y lo que celebras, lo haces con ellos.

Tomas la decisión de cambiar de casa, y así lo haces, te vas de la ciudad que escogiste y te vas a las afueras, conoces gente que te ayuda en el traslado y es un traslado fácil y rápido, en una semana todo está en orden, uno de ellos se queda en tu casa, para ayudar, y ya lo alojas, también es un ser solitario y parece que ambos os lleváis bien, en un principio, una piña, hay risa, complicidad, y cosas a compartir, luego, todo se complica, como siempre, aunque es la única persona que realmente se ha molestado en ir a un medico e informarse en conocer mínimamente tu enfermedad, pero el estrés causado por la mudanza, el juicio por la estafa, el cansancio, problemas de convivencia, el sentirte usado en ocasiones, hacen mella en ti y acabas, otra vez, en urgencias, con una dosis mortal de pastillas, rezando porque no salgan y diciendo, por favor, está vez no, ya son muchas y quiero que está vez funcione, pero no, está vez tampoco....

Ya son 17 veces y no he podido quitarme de en medio, no siento ilusión por nada, mi meta no existe, mi vida no me compensa, ni siento ni padezco, me limito a dormir, pasar el día y volver a dormir, claro que pienso que mi postura es muy egoísta, pero he pensado en la gente que yo quiero, que esto no es vida y que tal vez, sea esto lo que yo quiero???, si yo tuviera un cáncer terminal, querrían mis amigos de verdad, que sufriese?, porque yo ahora mismo, soy como un muerto en vida, un actor que cuando aparece gente en escena, hace su papel pero cuando se retira, acaba con la garganta rota de llorar, los ojos escocidos de lagrimas, y el pecho casi sin respiración, de verdad mis amigos queréis esto???.
 
Jose Luis Pérez

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